[Fuente: https://www.elestrechodigital.com/transporte-de-mercancias/y-ni-un-paso-atras/]
Desde que se conformase el Gobierno de Mariano Rajoy, se conocía que una de las reformas prioritarias que tenía que afrontar era la del sector de la estiba, tras la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea dictada en diciembre de 2014.
Desde que se conformase el Gobierno de Mariano Rajoy, se conocía que una de las reformas prioritarias que tenía que afrontar era la del sector de la estiba, tras la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea dictada en diciembre de 2014.
Ya
desde primeros de año se empezaron a intensificar las conversaciones
entre los sindicatos, patronal y el propio ejecutivo, aunque éste
siempre dejando al resto de las partes que tomaran la iniciativa. Sin
embargo, cuando hubo que dar un paso al frente, el Ministerio de Fomento
dejó clara su intención de recoger todas las exigencias de Europa en un
Real Decreto Ley que contó con el rechazo desde el minuto uno por parte
de los trabajadores, que veían peligrar sus puestos, además de temer
por un cambio significativo en sus condiciones, ganadas a pulso tras
décadas de lucha.
A
partir de ese momento, se inicia una corriente de unión, compañerismo y
lucha que contó con el respaldo de buena parte de la comarca (gaditana), con
colectivos mostrando su solidaridad, y también de fuera de ella, con
innumerables muestras de apoyo llegadas desde todas las partes del
mundo. La celebración de la asamblea del sindicato internacional IDC, la
posterior concentración en las instalaciones portuarias y la
multitudinaria manifestación en la céntrica Plaza Alta algecireña fueron
sólo algunos ejemplos del rechazo que se ofreció a la postura del
Gobierno, que, sin embargo, vio cómo la fuerza de 6.000 portuarios del
país echaron para atrás un Decreto como no ocurría en 39 años.
Sin
embargo, casi un mes más tarde, el 12 de abril, tras modificarse parte
de los planes de De la Serna y los suyos, sí que se aprobó un Decreto
Ley, esta vez no tan severo para los
trabajadores, aunque tampoco dejaba satisfechos a éstos, que tenían que
vérselas desde ese momento con la patronal Anesco.
La firmeza en las negociaciones y la unión del sector tensó la cuerda, tanto que no hubo más remedio que ir a la huelga y paralizar los puertos españoles durante varias jornadas, con las consiguientes pérdidas para un pilar básico de la economía de este país.
Así, hasta que, viendo la situación de bloqueo generalizada, tuvieron que afrontarse las negociaciones de manera particular, en cada puerto, con las empresas que ya habían dejado claro que no compartían las intenciones de Anesco, que poco a poco ha ido desintegrándose. Los acuerdos se fueron cerrando y la actividad recobrando la normalidad.