CARTA ABIERTA DE LOS TRABAJADORES DEL DISTRITO 20 DE CORREOS MADRID
A LA ATENCION DE JAVIER CUESTA NUIN
PRESIDENTE DE LA S.A.E CORREOS Y TELEGRAFOS.
PRESIDENTE DE LA S.A.E CORREOS Y TELEGRAFOS.
Los abajo firmantes somos trabajadores del distrito 20 de Madrid, entre todos nosotros hemos
dedicado cientos de años de nuestra vida a tratar de cumplir nuestras obligaciones hacia la
sociedad como prestadores que somos de un servicio público y cumpliendo fielmente con las
tareas que la empresa que usted hoy preside nos ha encomendado.
En las últimas semanas hemos visto como nuestra confianza en los gestores de Correos y
Telégrafos ha caído a niveles desconocidos. El motivo ha sido el despido en septiembre de
2016 de un compañero que durante 10 años prestó sus servicios en el Distrito 20. Nuestro
compañero Diego.
No nos detendremos aquí a señalarle los pormenores de dicho despido, un expediente abierto
el 6 de mayo por llevar en el carro al salir a repartir 2 paquetes IPC que no eran de su sección
en su actual destino, el distrito 23 en Aravaca. Simplemente le queremos señalar que el 14 de
Diciembre hemos conocido que el despido ha sido declarado improcedente. La sentencia deja
claro que en ningún momento se ha demostrado que Diego tuviera intención de quedarse
ningún envío, que la empresa con su sanción ha actuado desproporcionadamente, que la
empresa no ha actuado con igualdad de trato con respecto a hechos similares en el distrito 23
y que la empresa no quiso tener en cuenta atenuantes como el hecho de que Diego tuviera un
expediente inmaculado en sus más de 10 años como trabajador de Correos.
Sin embargo, como usted conoce, la declaración de un despido como improcedente deja el
futuro laboral y vital de Diego en manos de la empresa, en última instancia en sus manos
como responsable máximo de la misma.
No se le puede escapar lo que supone el derecho a un trabajo estable en una sociedad como
la nuestra, plagada de problemas sociales como el alto índice de paro. No se le puede escapar
los terribles meses que Diego ha pasado, con la presión de verse acusado de ladrón, con el
stress de encontrarse sin un medio regular de vida. No se le puede escapar los planes
truncados que la incertidumbre de un despido genera, no se le puede escapar la paternidad
proyectada y aplazada por no saber conque ingreso mantenerla, no se le puede escapar el
dolor causado en una familia trabajadora vinculada a Correos (el padre de Diego cartero ya
jubilado, la madre limpiadora de nuestras instalaciones) que ve como se pone en duda la
honradez de su hijo.
Usted puede tener dudas, lo entendemos, pero créanos, durante años hemos trabajado con
él, fue siempre un compañero que se caracterizó por su seriedad en el trabajo y nunca tuvo
ningún incidente, ni con nosotros ni con ningún usuario de nuestro distrito. Siendo siempre su
profesionalidad muy valorada por dichos usuarios de los servicios de Correos.
Recientemente usted señalaba en una entrevista que “Claro que sí. Cumplir 300 años no es
cuestión de azar, es el fruto de mucha innovación aplicada y, por supuesto, de la
profesionalidad de nuestros empleados”. Créanos, si Correos prescinde de los servicios de
Diego estará prescindiendo de uno de sus empleados más profesionales.
Los que firmamos esta carta nos dirigimos a usted no para pedir que se tomen medidas
contra los que irresponsablemente acusaron a Diego y jugaron con su futuro, no para pedir la
cabeza de nadie. Aunque estamos indignados y cabreados con el trato dado a Diego,
entendemos que todo el mundo puede cometer errores. Nos dirigimos a usted simplemente
para pedir justicia y justicia en este caso solo hay una: Volver a la situación previa al infausto 6
de mayo. Es decir que Diego sea readmitido en la empresa que usted preside.
Es por ello que solicitamos, una vez el despido ha sido declarado improcedente, que Diego
vuelva a Correos. Sólo está medida haría que recuperasemos una confianza en la labor de los
gestores y responsables de la empresa que, como le señalábamos al comienzo de esta carta,
la decisión del despido ha quebrado profundamente.
En sus manos está.
Atentamente: