En
torno a los dos trabajadores muertos en una fosa séptica en
PROGATECSA
LA SEGURIDAD DE LXS TRABAJADORES TAMBIÉN ES UN
NEGOCIO
El pasado 27 de septiembre de 2019 en
Progategsa, empresa dedicada a la elaboración y distribución de
piensos para la alimentación animal, se produjo un lamentable
accidente laboral que se llevó la vida de dos trabajadores, Arturo y
Roberto. Los dos murieron en un pozo séptico en el que Roberto
estaba trabajando y donde cayó; esto fue visto por Arturo que, al
intentar socorrer a su compañero, cayó dentro también, quedando
ambos sepultados por basuras y asfixiados por los gases.
Se inspeccionó
el accidente y se realizó el consiguiente informe de las autoridades
laborales, se abrieron diligencias en el juzgado nº 4 de Valladolid,
se llevaron muestras de orina y de sangre de los trabajadores muertos
al instituto de toxicología para determinar las causas de los
fallecimientos y, finalmente, como con otros muchos accidentes
laborales, el asunto perdió interés periodístico y mediático y no
se ha vuelto a hablar de él.
Fosa séptica tapada con chapas en la fábrica de piensos |
Nos informan de que, un mes después
del terrible “accidente”, la fosa está tapada con unas chapas,
de las usadas en las cubiertas de naves y parkings tiradas por
encima, rodeada de una verja de apenas un metro y sin la más mínima
señalización indicando su ubicación y los peligros que conlleva.
Eso sí, a lxs trabajadores se les amenaza con sanciones y despidos
si no llevan puesto el arnés para las tareas de llenado de las cubas
de los camiones, algo ridículo pues no están equipados con líneas
de vida donde poder anclar dichos arneses. Total que, como siempre,
lxs trabajadores ponemos lxs muertxs y lxs burgueses nos quieren
endosar la culpa. Que los accidentes les cuestan dinero, dicen…
La Ley de prevención de Riesgos
Laborales (LPRL) fija y estipula todas las normas para el desarrollo
de un trabajo seguro y dirime las distintas responsabilidades que
cada actor tiene: empleador, empleadx, administración, entidades
independientes de control, etc. Una figura legal que crea esta ley es
la del “recurso preventivo”, encargadx y responsable de la
observación de todas las normas de seguridad en un puesto concreto.
Por ejemplo, en el montaje de una puerta de garaje que realizan dos
trabajadores, uno de ellos será nombrado recurso preventivo, lo que
significa que además de hacer su parte del montaje tiene que velar
porque todo esté correctamente balizado y señalizado, que estén
físicamente allí y en orden los equipos de protección, tanto
individuales como colectivos, y que estos se usen de manera adecuada.
Todo esto cumpliendo unos tiempos cada vez más ajustados para
realizar los trabajos, enfrentándonos, siendo policías unxs
compañerxs de otrxs y pudiendo incurrir en responsabilidad penal en
caso de accidente grave.
La ley también dice claramente que son
las empresas las responsables de proporcionar todas las medidas de
seguridad individual y colectiva que se requieran, son responsables
de que se respeten las normas de seguridad y se utilicen los EPIS
(equipos de protección individual). Para ello se designa un técnico
en prevención dependiente de la empresa y, a su vez, las empresas
también están sujetas a auditorías de seguridad por parte de
entidades privadas independientes, además de las que pudieran ser
objeto por parte de la autoridad laboral
Bueno, pues esto, llevado a la
práctica, y simplificando, significa que la seguridad de lxs
trabajadorxs también es un negocio para lxs burgueses.
Las mismas empresas transnacionales,
que hace 30 años crearon las ETT’s para nutrir sus plantillas con
mano de obra esclavizada, hoy también ganan dinero con las
consultoras de seguridad en el trabajo que también han creado desde
su seno.
Pero vayamos por partes, tenemos claro
que el empresario nunca va a buscar el bienestar del proletariado,
para empezar porque no nos reconoce como tal, lo segundo es que lxs
trabajadores somos reemplazables, si fallamos o fallecemos ponen a
otrx, y lo fundamental es que solo ven la cuenta de resultados, hemos
ganado o hemos perdido.
El beneficio económico de las empresas
en relación a la seguridad laboral está en varios campos, primero
en las plantillas de técnicos en seguridad que suelen ser
contratadas en función de la demanda, es decir, suelen ser
trabajadores eventuales, con conocimientos limitados de los trabajos
y los riesgos reales a los que se expone cada trabajador en su puesto
de trabajo. Son un gasto variable y, claro, con contratación
precaria.
Otro sector con el que las empresas
ganan dinero es con las consultoras de seguridad, las cuales
se crean para su uso propio dentro de los mismos grupos empresariales
a los que tienen que auditar. Para ello las distintas
administraciones subvencionan y financian la creación de estas
auditoras “independientes”; y por último por consecución de
objetivos, es decir la diferencia entre las sanciones recibidas y la
rentabilidad obtenida en esos trabajos multados por ir en contra de
la LPRL. En fin, en esta época de declive del capitalismo todo es
susceptible de ser tratado como mercancía, se le pone precio y ya
está, incluida la seguridad y la vida de lxs trabajadores.
En ningún sitio se reconoce que la
precariedad del mercado laboral sea motivo de siniestrabilidad,
trabajadores contratadxs por días o por horas, sin la formación
adecuada, con jornadas maratonianas, sin ningún tipo de aliciente de
futuro dado que su trabajo no se lo permite, lxs que no siguen ya
(porque han sido asesinados en el puesto de trabajo) y los que
seguiremos, lastrados por alquileres especulativos, hipotecas-usura,
desahucios, despidos...
Trabajadores obligados a ejercer de
esbirros de la empresa denunciando a un compañerx por realizar una
labor para la que la propia empresa no había dispuesto de lo
necesario, ya sean medios de producción, de seguridad o tiempo
necesario para ejercerla con seguridad. El tiempo es el gran olvidado
en la ley de prevención. Para el empresariado el tiempo es dinero.
El capitalismo consiste siempre en buscar más dinero en menos
tiempo. Para lxs trabajadores el tiempo, o la falta de él, muchas
veces es muerte como las de Arturo y Roberto.
El proletariado trabaja para vivir,
para poder desarrollar una vida digna dentro de este capitalismo que
todo lo devora. Más allá de su toma de conciencia o no, más allá
de su pleitesía al patrón burgués, nadie va a trabajar para morir,
ni para quedar impedido o tullido. El problema es que nos están
matando. El capitalismo decae, ya solo le queda la explotación
más salvaje . Exprimiendo a la clase obrera obtienen beneficios. Si
caemos, a través de los seguros y mutuas, también. Y si todo va
bien, hay suerte y no pasa nada. ¡RENTABILIDAD!.
DATOS DEL MINISTERIO DE TRABAJO
ENERO-NOVIEMBRE 2019
441 trabajadores muertxs. La industria,
la construcción y el transporte han sido, por ese orden, los
sectores en los que se han registrado la gran mayoría de las muertes
en el trabajo, coinciden con los sectores más precarizados en su
contratación y que más importancia tiene el tiempo y los plazos de
entrega.
NO SON ACCIDENTES, SON ASESINATOS –
CONTRA EL TERRORISMO LABORAL
POR LA UNIDAD OBRERA EN CASTILLA Y
EN TODOS LOS SITIOS
ASAMBLEA LABORAL – 28 de enero de
2020