¡Solidaridad con la
lucha de los trabajadores del reparto de prensa diaria en Madrid!
¡Sólo la
lucha llevada a cabo con medios y métodos clasistas puede vencer!
Desde el pasado jueves día
19 de junio, los trabajadores dependientes de la empresa que se
encarga del reparto de la prensa diaria en Madrid, Boyacá, están en
huelga indefinida. Durante estos cuatro días, sólo 100 de los 1700
kioscos de prensa que hay en la Comunidad de Madrid han podido vender
prensa y el resto ha tenido que informar a los clientes que la huelga
ha paralizado el suministro de periódicos. Pese a que hace décadas
que los kioscos no se ven desabastecidos por un conflicto similar,
ninguna de los grandes periódicos da noticia de esta huelga, en un
claro gesto de solidaridad de clase con la patronal del sector.
La prensa diaria en la
Comunidad de Madrid la reparten 240 trabajadores que realizan estas
labores manteniendo una relación mercantil y no laboral con la
empresa Boyacá o con cualquiera de las empresas dependientes de esta
y que constituyen la inmensa madeja con la que la patronal controla
el sector de reparto. Es decir, son falsos autónomos que, pese a
tener una relación directa y continuada con Boyacá, no están
reconocidos como asalariados sino que se ven obligados a facturar por
servicio a la empresa y, por lo tanto, a correr ellos mismos con
gastos sociales, vehículos, combustible, etc. Una práctica común
en el sector del reparto y la logística que, a la cabeza de la
innovación en materia de relaciones laborales, utiliza la ley
aprobada por el gobierno socialista de Zapatero en 2007, para
maximizar el beneficio que extrae de sus trabajadores. Esta
legislación permite sortear todos las dificultades legales para
imponer salario, ritmos de trabajo y despidos que la de por sí
escasa regulación de los asalariados impone. De esta manera, la
empresa que contrata los servicios de los falsos autónomos del
reparto de prensa en Madrid, quiere imponer a estos que la factura
por servicio diario ascienda a 150 euros, cuando hasta el momento y
desde 2014 es de 270 euros. Una vez que de este importe los
trabajadores descuentan los gastos sociales, el desgaste del vehículo
que deben utilizar para repartir, el combustible y el resto de gastos
derivados del trabajo, calculan que quedan, netos, 20 euros al día.
Por otro lado, la empresa pretende prescindir de buena parte de los
trabajadores a los que mantiene en esta relación y obligar al resto
a doblar los turnos de trabajo para compensar las ausencias.
Ante estas exigencias,
planteadas en los últimos días por la empresa para aprovechar el
fin del contrato que vincula a los 240 trabajadores con ella, la
respuesta de los trabajadores ha sido inmediata. Desde el jueves
mismo, se han negado a trabajar, reuniéndose en las puertas de la
sede de Torrejón de Ardoz de la empresa para exigir a esta que
enviase un interlocutor a negociar. La respuesta de la empresa fue
fulminante: en menos de 24 horas logró una orden judicial que
obligaba a los trabajadores a abandonar la planta. Seis unidades de
antidisturbios impusieron esta orden judicial y, desde ese día, la
empresa ha cerrado su centro de trabajo. Para romper el paro, además
de la fuerza policial, la empresa ha intentado contratar esquiroles
que hagan el reparto diario y ha publicado un comunicado en prensa
para acusar, como es normal en estos casos, a los trabajadores de
“privilegiados” y de querer condiciones laborales “fuera de
mercado”. Por su parte, los trabajadores han respondido a estos
infundios bloqueando la distribución de prensa por completo,
imposibilitando el trabajo de los esquiroles contratados para romper
la huelga, informando a los kioscos de la situación y solicitándoles
que no vendan prensa…
La única noticia que ha
circulado en la prensa diaria de mayor tirada, ha sido una acusación
a los trabajadores de reparto de estar incurriendo en una huelga
ilegal, violenta y contraria a los derechos de los trabajadores…
algo razonable dado que las empresas propietarias de los periódicos
de tirada diaria tienen un interés claro en mantener los precios de
su distribución lo más bajos posible. Lo cierto es que la huelga de
los trabajadores del reparto ofrece a los proletarios del resto de
sectores un ejemplo acerca de cómo serán tratadas sus luchas por
parte de la clase burguesa: un muro de silencio mediático mientras
los juzgados, la policía y el esquirolaje organizado por la empresa
tratan de romper la huelga.
Pero también da un ejemplo
a los proletarios del camino de lucha que debe seguirse: la
utilización de métodos clasistas, como la convocatoria de una
huelga sin atenerse a las exigencias legales que sencillamente
impiden su efectividad, la organización de piquetes que impiden el
esquirolaje, la organización fuera de los medios estatales y para
estatales de mediación y arbitraje… Aunque ninguno de estos
métodos de lucha, ni siquiera todos ellos juntos, constituyen una
garantía de éxito, los proletarios inevitablemente deben tomar la
vía de la lucha que no hace concesiones al enemigo de clase, que no
acepta el terreno en el que este plantea el enfrentamiento. Por esta
vía los proletarios encontrarán, sin duda, la hostilidad abierta y
declarada de la burguesía, de sus medios de comunicación, de sus
jueces y de su policía, pero podrán invocar también la solidaridad
de clase y llamar a sus hermanos de cualquier sector a unirse en
defensa de sus condiciones de vida y de trabajo. El rechazo a los
cauces legales de la huelga y a las limitaciones que la propia
patronal impone a esta, implica tender a romper con el propio
aislamiento en el que caen una y otra vez todos los conflictos en que
los proletarios están dirigidos por las fuerzas del oportunismo
sindical y político hacia un planteamiento de la lucha basado en la
confianza en el Estado burgués y sus mecanismos de conciliación
social. Es por ello que, ante la simple convocatoria de una huelga
que no se ha atenido al plazo legalmente estipulado, toda la
maquinaria de guerra laboral de que dispone la burguesía se ha
puesto en marcha para barrer del mapa a los proletarios que han dado
este paso. Antidisturbios desalojando la sede de la empresa,
detenciones de trabajadores en las calles de Madrid… Es una muestra
de lo que la burguesía, siempre solidaria entre sí, está dispuesta
a hacer. Pero con esta reacción muestra a los proletarios cuál es
su verdadera fuerza, cuál es el miedo que realmente puede llegar a
generarle no a una empresa aislada, sino a todos los empresarios, si
decide romper con las reglas del juego que estos le imponen.
¡Solidaridad con los
trabajadores del reparto de prensa en Madrid!
¡Por la lucha proletaria
con medios y métodos clasistas!
¡Por la reanudación de
la lucha de clase!
24-07-2018.
Partido Comunista
Internacional
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