SANIDAD
HACIA DÓNDE SE CAMINA
Una de las reflexiones de AXEL MUNTHE en la que hacíamos referencia en nuestra anterior hoja decía lo siguiente: "este tráfico con el sufrimiento es una humillación para mí. Debería estar prohibido el exceso de ganancia, los médicos deberían estar pagados por el estado y bien pagados. Quien no aprobase este sistema debería dejar la profesión y dedicarse a la bolsa o abrir un comercio". Y esta reflexión nos lleva al siguiente interrogante: ¿hacia dónde camina el sistema sanitario?
El estado en vez de pagar bien, lo que hace son contratos precarios con salarios exiguos y eliminar la dedicación exclusiva, permitiendo con ello el doble o triple empleo de un sector privilegiado que generalmente vegeta en la sanidad pública, mientras trabaja a destajo en la privada, al tiempo que se establece un "plus de productividad" que ellos mismos controlan y de la que ellos mismos dan cuenta. La "productividad" valora la gestión de ahorro en tiempo de atención, en recetas, gastos de material, personal y servicios esenciales, degradando la asistencia sanitaria, sin tener para nada en cuenta la precariedad en la atención, inadecuada y a costa del agravamiento de las enfermedades, e incluso muertes, de los pacientes en espera de ser atendidos.
Una sanidad que no valora las criminales consecuencia de dicha situación está prostituida; así como su administración y todos aquellos que aceptan de buen grado esta comercialización con el sufrimiento de los pacientes y practican esta dinámica en su propio beneficio.
En este mundo en el que de todo se hace comercio, incluida la salud y la vida de los seres humanos. Un mundo en el que nos han impuesto el dinero como dios al que hay que adorar y servir, para de él ser tan servidos como esclavos. En un mundo así tenemos muy claro que hoy hablar de vocación, de ética, de humanidad, de solidaridad es como situarse en otra galaxia; y a quienes escribimos, hablamos y nos expresamos en esos términos, a quienes defendemos esos valores y principios (precisamente no capitalistas) se nos tacha de locos y visionarios, se nos ve como bichos raros extraños a la realidad.
No obstante, sabemos que nos asiste la razón. Sabemos también que la sanidad tanto pública como privada, configurada dentro de esta realidad capitalista y comercial lucrativa, camina hacia el desastre como bien común y como derecho natural.
La trayectoria en el tiempo nos viene dando la razón; por ello sabemos que se está creando progresivamente una sanidad que acabará siendo solo para los ricos, con una exclusión asistencial de la gran mayoría del pueblo. Se camina hacia un seguro desastre con la consiguiente hecatombe social en la que será el pueblo llano el objeto a sacrificar.
Nos consta que hay muchas personas que también lo saben, lo prevén y nos dan la razón, pues se sienten identificados con nuestros análisis y planteamientos, pues uno tras otro van siendo corroborados en la práctica. Pero por unas u otras razones, estas personas se sienten incapaces de afrontar la desastrosa situación. Unos porque aún se sienten beneficiados de las actuales políticas y mangoneos, otros porque se sienten aislados e incapaces de afrontar la degradante situación, o porque ni siquiera se lo plantean, o simplemente porque esperan a que sean otros quienes vengan a solucionar los problemas que les afectan en una egoísta, absurda y vana esperanza.
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¿QUE SANIDAD QUEREMOS LOS TRABAJADORES?
Venimos asistiendo al desmantelamiento progresivo del sistema público de salud y su puesta en manos de quienes entienden la salud y la enfermedad como un lucrativo negocio y una inversión segura. El estado español financió lo que hoy se conoce como sanidad pública a costa de nuestros impuestos (más del 80% del IRPF corresponde a las rentas del trabajo y en los impuestos indirectos los trabajadores dejamos gran parte de los salarios). No les basta con eso: vemos como los gestores y élites profesionales se valen de las "puertas giratorias" para beneficiarse sin asomo de escrúpulos de tipo ético. Más de un 39% de los especialistas compatibilizan empleo público y privado. A la vez, desde ellos hacia abajo mantienen una estructura jerárquica que lleva a los jóvenes a emigrar o a trabajar con cifras alarmantes y cada vez mayores de precariedad: un 49,8% no ocupa plaza fija y la mitad de estos ya están soportando contratos de 6 meses y bajos salarios...
Tenemos la obligación y necesidad de luchar contra este estado de cosas. Ya no nos sirven ni las promesas de volver a situaciones de años atrás, ni eslóganes como "la defensa de la sanidad pública", que casi todos firman pero nadie cumple, ni da un paso adelante sin haber dado tres o más pasos atrás.
NECESITAMOS UNA SANIDAD, DE LOS TRABAJADORES SANITARIOS, AL SERVICIO DE LOS TRABAJADORES EN SU CONJUNTO, que son el sujeto principal de la asistencia que prestamos.
Una organización SOCIALIZADA que destierre la jerarquización caciquil y que decida sobre el uso de medios y personas, teniendo en cuenta los intereses y necesidades de la gran mayoría de la población, los trabajadores, a través de la AUTOGESTIÓN de dichos medios.
ASÍ PUES LUCHEMOS POR UNA SANIDAD SOCIALIZADA Y AUTOGESTIONADA.
Comité de Solidaridad de los Trabajadores y Solidarios de la Sanidad
HACIA DÓNDE SE CAMINA
Una de las reflexiones de AXEL MUNTHE en la que hacíamos referencia en nuestra anterior hoja decía lo siguiente: "este tráfico con el sufrimiento es una humillación para mí. Debería estar prohibido el exceso de ganancia, los médicos deberían estar pagados por el estado y bien pagados. Quien no aprobase este sistema debería dejar la profesión y dedicarse a la bolsa o abrir un comercio". Y esta reflexión nos lleva al siguiente interrogante: ¿hacia dónde camina el sistema sanitario?
El estado en vez de pagar bien, lo que hace son contratos precarios con salarios exiguos y eliminar la dedicación exclusiva, permitiendo con ello el doble o triple empleo de un sector privilegiado que generalmente vegeta en la sanidad pública, mientras trabaja a destajo en la privada, al tiempo que se establece un "plus de productividad" que ellos mismos controlan y de la que ellos mismos dan cuenta. La "productividad" valora la gestión de ahorro en tiempo de atención, en recetas, gastos de material, personal y servicios esenciales, degradando la asistencia sanitaria, sin tener para nada en cuenta la precariedad en la atención, inadecuada y a costa del agravamiento de las enfermedades, e incluso muertes, de los pacientes en espera de ser atendidos.
Una sanidad que no valora las criminales consecuencia de dicha situación está prostituida; así como su administración y todos aquellos que aceptan de buen grado esta comercialización con el sufrimiento de los pacientes y practican esta dinámica en su propio beneficio.
En este mundo en el que de todo se hace comercio, incluida la salud y la vida de los seres humanos. Un mundo en el que nos han impuesto el dinero como dios al que hay que adorar y servir, para de él ser tan servidos como esclavos. En un mundo así tenemos muy claro que hoy hablar de vocación, de ética, de humanidad, de solidaridad es como situarse en otra galaxia; y a quienes escribimos, hablamos y nos expresamos en esos términos, a quienes defendemos esos valores y principios (precisamente no capitalistas) se nos tacha de locos y visionarios, se nos ve como bichos raros extraños a la realidad.
No obstante, sabemos que nos asiste la razón. Sabemos también que la sanidad tanto pública como privada, configurada dentro de esta realidad capitalista y comercial lucrativa, camina hacia el desastre como bien común y como derecho natural.
La trayectoria en el tiempo nos viene dando la razón; por ello sabemos que se está creando progresivamente una sanidad que acabará siendo solo para los ricos, con una exclusión asistencial de la gran mayoría del pueblo. Se camina hacia un seguro desastre con la consiguiente hecatombe social en la que será el pueblo llano el objeto a sacrificar.
Nos consta que hay muchas personas que también lo saben, lo prevén y nos dan la razón, pues se sienten identificados con nuestros análisis y planteamientos, pues uno tras otro van siendo corroborados en la práctica. Pero por unas u otras razones, estas personas se sienten incapaces de afrontar la desastrosa situación. Unos porque aún se sienten beneficiados de las actuales políticas y mangoneos, otros porque se sienten aislados e incapaces de afrontar la degradante situación, o porque ni siquiera se lo plantean, o simplemente porque esperan a que sean otros quienes vengan a solucionar los problemas que les afectan en una egoísta, absurda y vana esperanza.
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¿QUE SANIDAD QUEREMOS LOS TRABAJADORES?
Venimos asistiendo al desmantelamiento progresivo del sistema público de salud y su puesta en manos de quienes entienden la salud y la enfermedad como un lucrativo negocio y una inversión segura. El estado español financió lo que hoy se conoce como sanidad pública a costa de nuestros impuestos (más del 80% del IRPF corresponde a las rentas del trabajo y en los impuestos indirectos los trabajadores dejamos gran parte de los salarios). No les basta con eso: vemos como los gestores y élites profesionales se valen de las "puertas giratorias" para beneficiarse sin asomo de escrúpulos de tipo ético. Más de un 39% de los especialistas compatibilizan empleo público y privado. A la vez, desde ellos hacia abajo mantienen una estructura jerárquica que lleva a los jóvenes a emigrar o a trabajar con cifras alarmantes y cada vez mayores de precariedad: un 49,8% no ocupa plaza fija y la mitad de estos ya están soportando contratos de 6 meses y bajos salarios...
Tenemos la obligación y necesidad de luchar contra este estado de cosas. Ya no nos sirven ni las promesas de volver a situaciones de años atrás, ni eslóganes como "la defensa de la sanidad pública", que casi todos firman pero nadie cumple, ni da un paso adelante sin haber dado tres o más pasos atrás.
NECESITAMOS UNA SANIDAD, DE LOS TRABAJADORES SANITARIOS, AL SERVICIO DE LOS TRABAJADORES EN SU CONJUNTO, que son el sujeto principal de la asistencia que prestamos.
Una organización SOCIALIZADA que destierre la jerarquización caciquil y que decida sobre el uso de medios y personas, teniendo en cuenta los intereses y necesidades de la gran mayoría de la población, los trabajadores, a través de la AUTOGESTIÓN de dichos medios.
ASÍ PUES LUCHEMOS POR UNA SANIDAD SOCIALIZADA Y AUTOGESTIONADA.
Comité de Solidaridad de los Trabajadores y Solidarios de la Sanidad