La multinacional Lactalis ha entregado hoy un escrito al comité de empresa de la factoría vallisoletana de Lauki en la que comunica su negativa a vender las instalaciones a la palentina Quesería Ibérica, una de las interesadas en la operación, que podría emplear a 400 personas.
Durante la protesta mantenida por los trabajadores de Lauki en Valladolid para pedir la venta de las instalaciones, el presidente del comité de empresa, José Manuel González, ha declarado que los dirigentes de esta multinacional están demostrando que «no tienen corazón ni tienen nada».
En opinión del representante sindical, la única alternativa que les dan es «quemar contenedores» para protestar por esta situación que considera injusta y que confía en que las autoridades europeas puedan reconducir tras la denuncia planteada por esta negativa a vender las instalaciones.
Para González, la decisión de Lactalis es «preconcebida» y se basa en comprar empresas competidoras para luego «cerrarlas», como han hecho en otros casos anteriores, sin que influyan factores económicos como la oferta de los potenciales compradores.
El representante de los trabajadores ha calificado de «angelito de la guarda» a la Fundación Anclaje, donde se aborda la situación de esta compañía y se tratan los proyectos presentados para dar continuidad a la factoría, aunque ha reconocido que el alcance de su labor es limitado.
La situación de Lauki se desencadenó tras el anuncio de Lactalis de cerrar la compañía, aunque la contestación social y política que encontró la multinacional la llevó a firmar un acuerdo por el que da de plazo hasta octubre próximo para buscar algún comprador, si bien puso como condición de que no sea competencia directa.
Sobre este último aspecto, González ha lamentado que en la cuenta de resultados de Lactalis el peso de Lauki sea «un granito», a pesar de lo cual se niegan a vender las instalaciones a una empresa competidora.